Una segunda vida para los vertederos de las ciudades
La historia de las civilizaciones se puede apreciar en la evolución de sus ciudades y en los residuos que dejan. Históricamente hay muchos casos en los que arqueólogos e historiadores se encuentran restos de los desperdicios y obtienen información fundamental para entender el modo de vida de las sociedades urbanas. Esta disciplina se reconoce como la arqueología de la basura.
La basura en las ciudades de ayer y de hoy
Hasta hace unos pocos siglos la basura no era un problema como lo es en la actualidad. Tradicionalmente la basura era el último recurso tras la reutilización y reparación ya que los bienes de consumo eran escasos o su precio los hacía un producto a conservar.
Además, es importante destacar que hasta la movilidad en las ciudades generaba basura material. Concretamente excrementos de caballos, los responsables mayoritarios del transporte de mercancías y personas junto a asnos y bueyes.
Estos excrementos eran a su vez el estiércol con el que se alimentaba las huertas de las periferias urbanas que a su vez suministraban alimentos de cercanía. Aunque a veces la producción de excrementos era tan elevada que generaban crisis de salubridad urbana. Así se reconoce por ejemplo el polémico caso de la crisis de las boñigas.
La basura de hoy es el resultado de los cambios en la sociedad de consumo. El hecho de que los precios de los alimentos y bienes de consumo sean asequibles para la mayoría de la población ha provocado que, especialmente en las últimas décadas, se haya cambiado la reutilización y reparación por la sustitución y vertido. O, lo que viene a ser lo mismo, por generar basura.
Además, muchos de los bienes que consumimos en la actualidad son de producción internacional, por lo que hay que sumar una increíble cantidad de embalajes que asegure el producto y de transportes hasta el consumidor. Algo que también se repite en nuestra alimentación, que cada vez precisa de mayores envoltorios para asegurar la calidad de los alimentos en portes imposibles entre continentes.
Muchos de estos desechos de la sociedad de consumo terminan en un vertedero. Pero ¿qué pasa con ellos cuando la ciudad necesita crecer?
Barrios sobre antiguos vertederos
Tradicionalmente los vertederos se han urbanizado y se ha edificado encima. Los antiguos vertederos no discriminaban en exceso entre los residuos que allí llegaban, mezclándose residuos orgánicos e inorgánicos.
Con el tiempo, y tras comprobar los efectos negativos que tiene mezclar residuos que se descomponen de los que no, se decidió diferenciar entre escombreras y vertederos. No necesariamente en dos instalaciones, sino en áreas diferentes para evitar asentamientos y movimientos de tierra por la descomposición orgánica. En España este aspecto ya se recogió por la ley de vertederos de 2001 y ha sido ampliado tras la aprobación del Real Decreto 646/2020.
Otro efecto negativo de esta descomposición era y es la generación de gas. Las bolsas que se generaban tras el sellado eran uno de los riesgos de corrimientos de tierra, especialmente cuando la pluviometría o acumulación de agua es alta. De hecho, de la lluvia y su filtrado natural surgió la emanación de líquidos lixiviados en los vertederos. Contaminantes que hasta hace unas décadas no se contemplaban como riesgo y no se exigía el debido tratamiento medioambiental.
Muchos barrios de ciudades se encuentran levantados sobre antiguos vertederos. Aquí se puede destacar el ejemplo de los barrios del sureste madrileño, construidos sobre vertederos y escombreras a causa del rápido crecimiento urbano.
El caso de Zofío es conocido por su transformación urbana tras el realojo producido en 1982 de la colonia existente en el cerro del Basurero, cuyo nombre ya dejaba claro la naturaleza del suelo urbano.
Parques donde antes había basura
También se han sellado vertederos para promover grandes zonas dotacionales. Este tipo de uso y sellado es un aspecto positivo ante los numerosos problemas y riesgos derivados de la urbanización y edificación sobre vertederos.
Un ejemplo es el Parque Lineal del Manzanares, en Madrid, también un ejemplo de buenas prácticas con respecto al fin de la vida útil de los vertederos.
Además, el sellado del Parque Lineal de Madrid ha permitido continuar con la renaturalización de la ribera del Manzanares, recuperando ecosistemas mediante un sellado más sostenible de las escombreras y otros vertederos provenientes del desmantelamiento industrial del sur madrileño. Además, su tratamiento paisajístico ha generado un entorno que merece la pena ser visitado para disfrutar de las vistas panorámicas del sur de Madrid.
Otro ejemplo de la trasformación urbana que supone el cierre de los vertederos cuando las ciudades necesitan crecer es el Battery Park en Nueva York. En este caso el vertedero se encontraba lejos de situarse en un barrio de la periferia humilde neoyorkina. Antes de ser un vertedero, formaba parte del puerto de Nueva York, pues era la escombrera resultado del desmantelamiento y derribo de sus instalaciones portuarias.
Es importante destacar que durante el proceso y antes de convertirse en un nuevo barrio residencial y comercial, la escombrera fue objeto de diferentes manifestaciones artísticas. Entre ellas destaca el campo de trigo que plantó Agnes Denes, artista que perteneció al movimiento Land Art estadounidense de los años 70. En esa obra, Denes reflexionaba filosóficamente sobre la relación existente entre la naturaleza y los ciclos del arte.
Sin embargo, no todas los casos son positivos. Incluso con las mejores intenciones, el sellado de los vertederos no siempre termina bien o de manera satisfactoria para todos, como es el caso de Valdemingómez, en Madrid. Allí los vecinos del ensanche de Vallecas y de Rivas-Vaciamadrid manifiestan las incomodidades y riesgos que produce un vertedero que no se ha desmantelado y recuperado totalmente.
Miguel Ángel Ajuriaguerra Escudero, Dr. Arquitecto, Especialista en Planificación Estratégica en el Área de Análisis Geográfico, Universidad Rey Juan Carlos
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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