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El cambio climático en España y sus consecuencias

Luisondome

Las consecuencias del cambio climático en España se vienen percibiendo desde hace años. Vivimos con (eco)ansiedad la llegada de cada verano por temor a que los termómetros acaben marcando 50º o que la mitad de nuestros bosques acaben calcinados. En estos días hemos sido testigos de los destrozos que causo una DANA  en el país con pérdida de vidas humanas incluida. Y ahora un nuevo informe alerta de que la situación solo tiene pinta de empeorar.

Hasta aquí entendemos que se te quiten las ganas de seguir leyendo. Pero no te vayas. Porque no todo son malas noticias. Frenar las peores consecuencias del cambio climático, las que están por llegar, es posible. Hay soluciones que se pueden llevar a cabo para limitar el daño. Solo tenemos que ponerlas en marcha y no hay tiempo que perder.

Conocer lo que puede llegar a suceder si no actuamos es importante. Necesitamos esa información porque es la mejor herramienta para presionar a Gobiernos y empresas para que tomen medidas urgentes, medidas que ya se deberían de haber tomado hace tiempo, pero que aun no se ha hecho.

Un presente demasiado caliente 

Esto es lo que ya está pasando. Desde la década de los 90 se ha producido un cambio en la tendencia de aumento de la temperatura imposible de negar. El ritmo de calentamiento en España es, y continuará siendo, más rápido que la media mundial. Se espera un calentamiento de 2 °C en los próximos 20 años a menos que se realicen reducciones inmediatas y severas en las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y subrayo lo de globales, porque ya no es únicamente cosa que debamos hacer los españoles, sino que hay que cambiar un comportamiento global para que estas reducciones de emisiones tengan efecto.

Calentamiento observado en España en forma de gráfico, donde se muestra el aumento de la temperatura media anual del país a lo largo de las décadas comprendidas entre 1850 y 2022 (con respecto a la media entre 1971 y 2000). Iniciativa #ShowYourStripes.

Las consecuencias del cambio no solo se perciben en la temperatura. En muchas zonas ya está lloviendo mucho menos de lo que debería, mientras que en otras llueve con demasiada fuerza y en un corto espacio de tiempo, causando graves daños por las riadas y las inundaciones que esta lluvia provoca. También estamos viendo incendios forestales tremendamente intensos que arrasan decenas de miles de hectáreas a su paso y que causan que la tierra deje de ser una esponja que retiene el agua de la lluvias. Estos son algunos de los impactos del calentamiento global que ya estamos sintiendo en nuestro país.


A tiempo de evitar un futuro desolador

Si no reducimos drásticamente las emisiones de CO2 en los próximos años la situación solo puede ir a peor, como es lógico. Las proyecciones indican que, si no actuamos, nos espera un país más caliente, más seco, más árido, más inflamable, con más inundaciones e incendios de alta intensidad y afectado por la subida del nivel del mar.


España se encuentra entre las regiones del mundo con fenómenos meteorológicos y climáticos extremos cada vez más severos y devastadores. Se prevé que esta tendencia continúe en las próximas décadas y se agrave a medida que aumente la temperatura.

La ciencia es clara: los próximos 7 años son claves para revertir esta tendencia. Por eso no podemos tardar más. Necesitamos leyes que obliguen a reducir las emisiones, pero también medidas que nos ayuden a adaptarnos a lo que ya está ocurriendo y a lo que vendrá, y la primera de todas es la de revisar nuestro estilo de vida, porque con ciertos cambios en el, cada persona puede contribuir notablemente a darle la vuelta a esta situación. Ya sabemos que un grano no hace granero, pero ayuda al compañero.


En 2023, España registró el día de abril más caluroso de este año, y 2022 fue el año más cálido registrado en nuestro país. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud, los días calurosos se cobran su precio en vidas humanas: el estrés por calor contribuyó a un exceso de más de 4.000 muertes en España en 2022. Estas son algunas de las previsiones relativas a la temperatura en los próximos años:


España se calentará más

El ritmo de calentamiento en España es, y continuará siendo, más rápido que la media mundial. Por cada grado adicional de calentamiento global, la respuesta en nuestro país será de hasta 1,5 °C y se esperan aumentos más pronunciados para las zonas del interior del país.


Hasta 4 ºC más a finales de siglo

En promedio, se prevé que la temperatura media anual en la península Ibérica aumente entre 1,1 y 2 °C. En los escenarios de mayor emisiones de gases de efecto invernadero, se prevé que este calentamiento supere los 4 °C a finales del siglo XXI.


Así será el día más caluroso del año

Si el aumento de la temperatura media global es de 1,5 °C, se prevé que el día más caluroso de España sea, como mínimo, 2 °C más sofocante que el día más caluroso durante el período de referencia (1850-1900). Si el aumento es de 2 °C, se prevé que el día más abrasador del año en España sea, al menos, 3 °C, que se convertirán en 4 °C bajo un aumento de 3 °C de la temperatura media mundial.


Más días abrasadores y con más humedad

Se espera que aumente la proporción del país que experimentará entre 1 y 10 días de condiciones extremadamente cálidas y húmedas, con el potencial de días de alto riesgo aún más frecuentes para quienes viven a lo largo de la costa este y sur: Catalunya, Comunitat Valencià, Región de Murcia y Andalucía. Dichos eventos aumentan notablemente el riesgo de muerte por hipertermia (sobrecalentamiento que provoca que el sistema de termorregulación corporal no funcione correctamente). Si la temperatura ambiente es superior a 37 °C, el cuerpo acumulará calor y es propenso a sobrecalentarse peligrosamente. El mecanismo para disipar el calor corporal a través de la sudoración se vuelve ineficaz si las condiciones de humedad son elevadas, lo que significa que incluso una temperatura ambiente más baja puede ser mortal en condiciones de alta humedad



España es el segundo país con más estrés hídrico de Europa y con el 75% de su territorio en riesgo de desertificación. La población española ya ha experimentado el impacto de la disminución de las precipitaciones anuales a un ritmo de alrededor de 3 a 11 mm por década desde la década de 1950. El año 2021 fue el tercer año consecutivo más seco de la península Ibérica. Y esto es lo que podría seguir pasando:


Sequías 10 veces peores

Existe un fuerte consenso en las proyecciones climáticas futuras con sequías diez veces peores que las actuales. Las ciudades del sur de Europa, incluidas muchas regiones de España, experimentarán un aumento de las condiciones de sequía.


Sequías más probables

En grandes áreas del Mediterráneo se prevé que la frecuencia de sequías extremas sea entre un 150 % y un 200 % más probable a 2 °C y más de un 200 % más probable a 4 °C.


Impacto en el sector agrícola

Los períodos prolongados de sequía y calor reducirán la disponibilidad de agua dulce y amenazarán los rendimientos agrícolas. Esto, a su vez, puede conducir a la escasez de agua y al aumento de los precios de los alimentos.


Precipitaciones irregulares e intensas

En las últimas décadas, muchas partes de España, especialmente en el sur y centro peninsular, han experimentado una disminución en la cantidad de lluvia (o nieve) que cae cada año. Y, cuando llueve, muchas veces lo hace de forma torrencial, sin que podamos aprovechar el agua que cae y causando estragos. Así podrían comportarse las precipitaciones en los próximos años:


Menos lluvias pero más intensas

La tendencia general proyectada para España (y en el resto del área mediterránea) es de menores precipitaciones, concentradas en menos eventos pero más intensos y, por tanto, con mayor riesgo de provocar daños.


Aumento de inundaciones

Se espera que el volumen de lluvia (o nieve/granizo) en el día más lluvioso del año en España aumente hasta un 10 % en comparación con el período de referencia (1850-1900) en todos los escenarios de aumento de la temperatura media global (desde 1,5 °C a 4 °C). Esto podría aumentar el riesgo de inundaciones y plantea desafíos adicionales con respecto a la gestión del agua.


Incremento de la variabilidad

El cambio climático también afectará la variabilidad de las precipitaciones en nuestro país. Esto significa que la variabilidad de un año a otro aumentará, lo que dará como resultado temporadas o años secos y lluviosos más extremos, afectando a los ecosistemas, la agricultura y otras actividades socioeconómicas.



En 2022, año de olas de calor y sequía, la temporada de incendios fue la peor en más de una década. La tendencia parece continuar en 2023: el área total de alrededor de 66.000 hectáreas quemadas a mayo de 2023 fue aproximadamente el 81% del promedio anual entre 2006 y 2022.



Más combustible en los montes

Los incendios forestales están fuertemente impulsados por el clima mediterráneo predominante. Las frecuentes sequías anuales e interanuales durante el verano convertirán más vegetación en combustible para los incendios en gran parte del país. Los cambios socioeconómicos de las últimas décadas han favorecido la acumulación de material combustible susceptible de provocar incendios descontrolados. Aunque hayan podido mejorar las respuestas de emergencia y las medidas de gestión y prevención de riesgos, el peligro de que se produzcan incendios de gran magnitud e intensidad ha aumentado.


Incendios más intensos

En ausencia de una mitigación efectiva del cambio climático, se prevé que España seguirá siendo más calurosa y árida. Las estaciones se volverán menos definidas con un alargamiento de la temporada de incendios. Inevitablemente, esto se reflejará en incendios de mayor intensidad.



Se estima que la temperatura media de la superficie del mar Mediterráneo ha aumentado alrededor de tres veces la media mundial entre 1982 y 2018 y que este aumento de temperatura de aproximadamente 0,4 °C por década se ha asociado con un aumento apreciable de las olas de calor marinas desde la década de 1980.


En otros lugares de la costa española —en el Cantábrico central, que está ampliamente influenciado por el Atlántico— también se han registrado olas de calor marinas, aunque las tendencias de frecuencia e intensidad no son tan claras.


Este es el camino por el que podría seguir el aumento de temperatura marina en España:


Hasta 3,5º más en 2100

Se prevé que la temperatura media de la superficie del mar Mediterráneo aumente entre +1,8 °C y +3,5 °C para 2100, con puntos críticos previstos en la costa este de España y del mar Mediterráneo.


Las zonas más vulnerables

De todas las aguas de la Zona Económica Exclusiva española, las aguas que rodean las islas Baleares y las que se extienden más al norte de la costa española continental son particularmente vulnerables a la creciente intensidad de los eventos de olas de calor marinas.


No solo en el Mediterráneo

Aunque las tendencias en frecuencia e intensidad son menos claras, se prevé un futuro con más olas de calor marinas, no sólo en el Mediterráneo, sino también en el Cantábrico y el Atlántico. Existe una clara tendencia al alza en las temperaturas superficiales del mar en el Golfo de Vizcaya.


Impacto en la biodiversidad

Las olas de calor marinas junto con el rápido calentamiento de la temperatura del aire disminuyen la posibilidad de adaptación de los organismos marinos. Esto podría resultar en extinciones locales y cambios a gran escala en la distribución y rangos.


Simulación de inundaciones por el aumento del nivel del mar en el Mar Menor

Aumento del nivel del mar

En España el ritmo de subida del nivel del mar se ha duplicado en los últimos 20 años. La región mediterránea podría verse particularmente expuesta a este problema, debido al alto porcentaje de personas que viven en las regiones costeras; se calcula que en el Mediterráneo, el 34% de la población vive en regiones costeras (frente al 10 % mundial).

El aumento del nivel del mar, particularmente en sinergia con fenómenos meteorológicos extremos como las marejadas ciclónicas, podría afectar infraestructura crítica como los puertos marítimos y, por lo tanto, afectar las operaciones marítimas. En los peores escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero, las Islas Canarias y Baleares, que dependen en gran medida de los medios marinos para el transporte de mercancías y pasajeros, se enfrentarán a un mayor riesgo de interrupción del transporte marítimo.



El aumento de la exposición al calor es particularmente preocupante porque afecta a la salud humana, aumentando la incidencia de algunas enfermedades y, en último término, la mortalidad. Además, el clima cálido también puede suponer especial riesgo para los grupos vulnerables, incluidos los bebés y personas de elevada edad.


Aumento del riesgo de hipertermia

El aumento de las olas de calor y de días con condiciones extremadamente calientes y húmedas aumentarán notablemente el riesgo de muerte por hipertermia (sobrecalentamiento que provoca que el sistema de termorregulación corporal no funcione correctamente). Aunque muchas personas pueden hacer frente a un solo día de temperaturas extremas, las tasas de mortalidad aumentan durante las olas de calor prolongadas que duran más de dos días. Los mayores problemas de salud se presentan durante períodos prolongados de calor extremo, cuando las temperaturas tanto durante el día como durante la noche son muy altas, ya que no hay un período en el que el cuerpo humano pueda recuperarse.


Una mortalidad hasta 3 veces más alta

En Europa, el número de personas con alto riesgo de mortalidad se triplicará con un calentamiento de 3 °C en comparación con un calentamiento de 1,5 °C, en particular en el centro y el sur de Europa y en las áreas urbanas.


Transmisión de enfermedades

Las temperaturas más altas combinadas con el uso de la tierra y el cambio de la cobertura vegetal provocan que más áreas sean adecuadas para la transmisión de enfermedades por vectores. El último informe del IPCC habla de la chikungunya (virus transmitido por picadura de mosquito, la encefalitis (transmitida por garrapatas) o la enfermedad de Lyme (bacteria transmitida por garrapata) en Europa.


Una adaptación más difícil

La adaptación para abordar los riesgos de estrés por calor, mortalidad por calor y reducción de capacidad para el trabajo al aire libre para los seres humanos será significativamente más severa a partir del aumento de la temperatura global media de 1,5ºC.


Aumento de otras enfermedades

Los impactos en la salud relacionados con el calor pueden incluir una mayor morbilidad (número de personas que enferman en un periodo determinado) por cardiopatía isquémica, accidente cerebrovascular isquémico, arritmia cardíaca, deshidratación, insuficiencia renal aguda, enfermedad por calor, diarrea y golpe de calor. Las altas tasas excesivas de morbilidad y mortalidad humana se asocian más con períodos sostenidos de aumentos moderados de temperatura en lugar de días puntuales muy calurosos.



Europa afronta riesgos climáticos que van más allá de sus fronteras debido a la globalización y su posicionamiento en la cadena de suministros global y recursos compartidos. Los riesgos climáticos en Europa afectarán a las finanzas, a la producción de alimentos y a los recursos marinos más allá de su territorio.


Bajada en la productividad

Se espera que el calor extremo afecte negativamente la productividad laboral. A finales del siglo XXI, el sur de Europa, incluidas partes de España, experimentará una pérdida generalizada de horas de trabajo de al menos un 15 %, llegando a más del 50 % en las áreas más afectadas por el calentamiento.


Caída del PIB

Se prevé que España sea uno de los países que experimente importantes pérdidas económicas atribuibles a las olas de calor, que serán de hasta el 3% del producto interno bruto (PIB) para 2060.


Impacto en la producción agraria

Los cambios, en particular en los patrones de lluvia y la reposición de los recursos de agua subterránea, tendrán un impacto en los rendimientos agrícolas, tanto para cultivos de secano como de regadío.



Se espera que las áreas edificadas, en particular las que se encuentran en la costa, se vean más afectadas por el cambio climático y los riesgos asociados de eventos extremos como lluvias torrenciales (y posteriores inundaciones repentinas) y períodos prolongados de calor. Los riesgos son mayores en las zonas urbanas que en las rurales.

En muchas ciudades españolas, la vegetación natural se ha visto sustituida por edificios y construcciones realizadas con materiales como ladrillo, asfalto y hormigón, haciendo que el efecto isla de calor urbano persista y se agrave.


Islas de calor urbano

En las próximas décadas, dado que se prevé que la frecuencia y la intensidad de los eventos de calor extremo aumenten debido al cambio climático, existe un riesgo significativamente mayor para la salud humana que se ve agravado por el efecto de isla de calor urbano.


La costa será la más afectada

Según el IPCC, bajo todos los escenarios climáticos y socioeconómicos, las ciudades y los asentamientos de baja altitud, las islas pequeñas y las comunidades deltaicas sufrirán graves perturbaciones para 2100 y, en muchos casos, para 2050.


Aumento de la humedad

Junto al calentamiento del suelo, la costa española experimentará un aumento de la humedad dado que las aguas marinas también se están calentando y perdiendo su capacidad de enfriamiento debido a las temperaturas más cálidas del aire. Un mar más cálido podría aumentar el riesgo de tormentas de invierno y de olas de calor de verano.



Aunque las previsiones de la ciencia nos plantean un panorama donde España se verá cada vez más afectada por el cambio climático a múltiples niveles, todavía estamos a tiempo de frenar las peores consecuencias. 


La medida fundamental para actuar tiene que ver con la mitigación, es decir la reducción de emisiones, debidas fundamentalmente a la quema de combustibles fósiles, para evitar que el calentamiento global sobrepase el peligroso límite de 1,5 ºC indicado por la ciencia y recogido en el Acuerdo de París. Además, y puesto que una parte del cambio climático está ya en marcha, es imprescindible acometer medidas de adaptación para minimizar los daños de esa parte del cambio climático que ya no podemos evitar.


#1

Reducir a cero las emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2040 en toda la UE y, en España, en un 55% para 2030 respecto a 1990. Llegar a un sistema eléctrico eficiente, inteligente y 100% renovable en 2030 y un sistema energético eficiente y descarbonizado en 2040 con un despliegue de energías renovables ordenado, participativo y respetuoso con la biodiversidad y con la mitad de consumo de energía.


#2

Detener las nuevas inversiones y subvenciones al gas y otros combustibles fósiles y, en su lugar, dedicar los recursos a financiar un plan de rehabilitación energética de todas las viviendas para reducir la demanda de gas.


#3

Implementar el Plan Nacional de Adaptación frente a las amenazas del cambio climático con un presupuesto adecuado.


#4

Realización de más investigaciones y estudios de atribuciones que permitan determinar si los eventos meteorológicos extremos están relacionados con el cambio climático y cuantificar su mayor probabilidad de ocurrencia en y para España.


#5

Ampliar la protección y recuperación de ecosistemas y de especies hasta alcanzar al menos el umbral de un 30 % de la superficie terrestre y marina protegida para 2030.


#6

Aprobar normativa que obligue a empresas y administraciones a adaptar infraestructuras y edificios, así como a evaluar y prevenir riesgos laborales asociados al cambio climático, especialmente a las olas de calor y a las temperaturas anormalmente altas.


#7

Reducir nuestra vulnerabilidad al riesgo de sequía, aminorando la cantidad total de agua consumida, fundamentalmente por el regadío intensivo e industrial y luchando contra la sobreexplotación y contaminación de este valioso recurso.


#8

Intensificar la coordinación con las Comunidades Autónomas en la prevención de incendios forestales de acuerdo con el Real Decreto Ley 15/2022.


#9

Establecer un fondo presupuestario de apoyo a la prevención de incendios y gestión forestal para poder fortalecer el trabajo de todas las administraciones y actores.


#10

Impulsar una gestión forestal adaptativa para conformar paisajes con una diferente respuesta al fuego y su propagación.


#11

Aplicar el Artículo 28 del Plan Hidrológico Nacional y eliminar las construcciones e instalaciones situadas en dominio público y en zonas inundables que puedan implicar un grave riesgo para las personas y los bienes.


#12

Incluir el riesgo de inundaciones en todas las planificaciones urbanas y urbanísticas, tal y como indica la Ley 7/2021, de cambio climático y transición energética.


Estas son las doce medidas que España debe de tomar y poner en marcha. Pero el cambio climático no es algo que esté sucediendo en España, es un problema global, por lo que la solución debe de ser global. Lo que quiero decir es que cada país deberá de tomar las medidas adecuadas para contribuir a la recuperación de un clima sostenible para todos.


España no se está librando de las consecuencias que el calentamiento global está teniendo sobre su territorio, lo hemos visto en esta semana pasada, y tampoco es el mas afectado por ello, aunque ya nos llega con los desastres sufridos en los recientes años. Sabemos que todo irá a peor si no se hace lo que hay que hacer, y que si el clima no invierte su evolución, el planeta puede llegar a ser inhabitable, y entonces, a ver que hacemos...

Fuente: Greenpeace



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