¿Tenemos garantizado el recurso del agua potable para la próxima generación?
El 22 de marzo es el Día Mundial del Agua de la ONU, que "celebra el agua y sensibiliza sobre los 2.000 millones de personas que actualmente viven actualmente sin acceso a agua potable".
Parecería que el agua es un recurso inagotable, pero no es así. Según un informe del Banco Mundial, solo el 2,5% del agua del mundo es consumible. Esta se encuentra en ríos, lagunas, nevados, entre otros. A medida que crece la demanda de agua, las ciudades se ven obligadas a depender de las fuentes que se encuentran más lejos de la ciudad y que son más caras de aprovechar.
De toda esta agua, la agricultura usa aproximadamente el 70% del agua consumible a nivel mundial. Si para 2050 llegamos a ser 9.000 millones de habitantes, necesitaremos alimentos para todos nosotros y tendremos que usar una parte aún más grande para producir los alimentos que cubran esta demanda.
Aprender a reutilizar el agua, en especial para el sector agrícola, es una de las soluciones clave para enfrentar la crisis. Lamentablemente, hasta un 90% de las aguas residuales en los países en desarrollo fluye sin tratamiento hacia ríos, lagos y zonas costeras. Según los expertos del Banco Mundial, en Latinoamérica, tres cuartas partes de las aguas fecales o residuales vuelven a los ríos y a otras fuentes hídricas, creando un serio problema de salud pública y para el medio ambiente.
También tenemos el problema de los residuos sólidos, que en lugar de ser arrojados al mar, se podrán reutilizar y tener un uso comercial como combustible, abonos y material de construcción.
Otras alternativas nos muestran que más se puede hacer. Un proyecto peruano se está enfocando en mejorar las viejas tuberías de las ciudades y así evitar fugas de agua y su consecuente pérdida.
En este país, ya que el 71% de los glaciares del mundo se encuentran en el, otro proyecto busca aprovechar el agua de Los Andes, unos 7.240 kilómetros de picos cubiertos de nieve que juegan un papel vital en el abastecimiento de agua de la región y que se ven amenazados debido al derretimiento producido por el calentamiento global.
El agua no sólo es la base de la vida de animales y plantas, sino que se prevé que en las próximas décadas se convierta en un recurso disputado en algunas partes del mundo. Según la ONU, "cuando un territorio extrae el 25% o más de sus recursos renovables de agua dulce se dice que tiene 'estrés hídrico'". De acuerdo con cifras de este organismo, el estrés hídrico mundial era del 18,2% en 2020. En 2022, sin embargo, 2.400 millones de personas vivían en zonas expuestas, en algunos casos, a un estrés hídrico extremo.
No es posible determinar con exactitud cuál será esta cifra en 2050 debido a numerosos factores, como la población mundial o la evolución económica y política de los países emergentes y en transición. Por ello, los científicos trabajan actualmente con escenarios en lugar de estimaciones más precisas. Sin embargo, se considera seguro que la demanda de agua aumentará de forma constante y que muchos países ya consumen más de lo que tienen disponible.
Como muestra el gráfico basado en las proyecciones del World Resources Institute (WRI), se prevé que 51 de los 164 países y regiones analizados sufrirán un estrés hídrico de alto a extremadamente alto en 2050, lo que corresponde al 31% de la población. Según el WRI, el escenario utilizado corresponde a un futuro "sin cambios", con un aumento de la temperatura de entre 2,8 y 4,6 grados celsius de aquí a 2100 y un mundo que sigue siendo desigual, "con un crecimiento económico lento, una gobernanza y unas instituciones débiles, escasas inversiones en medioambiente y tecnología, y un crecimiento demográfico elevado, sobre todo en los países en desarrollo"..
Países del sur de Europa como Portugal, España e Italia también sufren ya un elevado estrés hídrico, y se prevé que la situación en España empeore significativamente de aquí a 2050. Para Francia y Polonia, los expertos del WRI parten de un estrés hídrico de medio a alto, lo que corresponde a una tasa de utilización del 20 al 40% de los recursos disponibles.
Un reciente informe de IE University analizó cómo imaginan los ciudadanos de 19 países del G20 junto con España los próximos 50 años con respecto a la tecnología, la educación, el cambio climático, la salud y el mercado laboral, entre otras áreas.
Con respecto al cambio climático, se indagó acerca de seis riesgos potenciales y la percepción de los encuestados en relación con su probabilidad de ocurrencia. La escasez de agua, impulsada por la sequía, se destaca como la principal preocupación entre los encuestados, con el 19% que considera este riesgo como el más probable. La preocupación por los incendios forestales a nivel global ocupa también un lugar destacado, con el 17% de los encuestados que lo identifican como un riesgo significativo. El mismo porcentaje es compartido por quienes ven la pérdida de biodiversidad y la extinción de especies como uno de los principales riesgos climáticos futuros.
De acuerdo con el reporte, "la ausencia de una preocupación única (...) subraya la naturaleza diversa y polifacética de los riesgos asociados a la crisis climática, lo que pone en tela de juicio el enfoque predominante sobre el cambio climático. Esto subraya la necesidad de un enfoque más holístico que abarque el amplio espectro de retos relacionados con el clima, algunos de los cuales a veces se pasan por alto".
Además, el informe concluye que "los resultados de la encuesta muestran un panorama mundial pesimista sobre el cambio climático. Un notable 48% de los encuestados prevé un deterioro de la situación medioambiental en los próximos 50 años, superando al 24% que confía en la resistencia de la naturaleza y al 28% que cree en el potencial de la intervención humana para invertir los efectos del cambio climático".
¿Si viviera en un lugar árido, qué considera que sería lo más apreciado y lo más caro?
Ya sea que viva o no en un desierto, el agua es uno de los elementos más valiosos para la humanidad. Sin embargo, según datos del Banco Mundial, para 2050, más de mil millones de personas vivirán en ciudades sin suficiente agua. A medida que se incrementa la población, también crece la necesidad de abastecimiento. El principal problema radica en que la cantidad de agua que hay en el mundo no aumenta.
En este escenario, Latinoamérica juega un papel clave, pues cuenta con la mayor cantidad de agua dulce en el mundo. Según la GWP (Global Water Partnership), casi un tercio de los recursos hídricos renovables están en Sudamérica.
En el listado de los países que cuentan con la mayor cantidad de agua, tres países de la América Latina están entre los 10 primeros: Brasil (primer sitio), Colombia (tercero) y Perú (octavo).
Pero esta abundancia de agua no llega a todos. En ciudades como Lima, Sao Paulo y la Ciudad de México, donde la demanda de este recurso es muy elevada, gran parte del agua potable es desperdiciada debido al uso ineficiente y a las malas instalaciones, agravando así la futura crisis. Son los barrios de mayores ingresos quienes más malgastan el agua frente a los barrios pobres cuyos habitantes sufren de escasez diaria del recurso.
Alto precio del agua
Según información del Programa Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), más de 1.100 millones de personas en el mundo, distribuidas en 31 países, carecen de acceso a agua potable.
En Perú, por ejemplo, donde una gran zona del país es un gran desierto, los más alejados obtienen el agua a través de camiones cisterna, pozos artesanales, ríos, acequias o manantiales. Muchas veces esta agua es de inadecuada calidad y su provisión no es segura. El país ya supera el 90% de cobertura en agua y saneamiento, pero son justamente los que no la tienen quienes pagan más por el servicio.
La Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (SUNASS) indica que un metro cúbico de agua para un usuario conectado a la red pública cuesta aproximadamente 30 céntimos de dólar, mientras que comprar agua al camión cisterna puede llegar a costar más de cuatro dólares por metro cúbico, es decir, más de 12 veces su precio.
“El agua aquí es cara, por cada tanque nos cobran hasta 10 soles [unos 3,3 dólares] y encima está sucia y viene con cochinadas”, comenta Juan quien vive junto a su familia en un barrio pobre en las afueras de Lima. El tanque comprado apenas le alcanza para un día (un metro cúbico).
Pero el problema no es solo que el agua llegue a todos. En países como Uruguay, donde la cobertura de agua es del 100%, casi la mitad del agua limpia se pierde debido a tuberías viejas, robos o fraudes. Esto se repite a lo largo de toda la región.
Cuidar un recurso no renovable
Solo el 2,5% del agua del mundo es consumible. Esta se encuentra en ríos, lagunas, nevados, entre otros. A medida que crece la demanda de agua, las ciudades se ven obligadas a depender de las fuentes que se encuentran más lejos de la ciudad y que son más caras de aprovechar.
La agricultura usa aproximadamente el 70% del agua consumible a nivel mundial. Si para 2050 llegamos a ser 9.000 millones de habitantes, necesitaremos alimentos para todos nosotros y tendremos que usar una parte aún más grande para cubrir esta demanda.
Aprender a reutilizar el agua, en especial para el sector agrícola, es una de las soluciones clave para enfrentar la crisis. Lamentablemente, hasta un 90% de las aguas residuales en los países en desarrollo fluye sin tratamiento hacia ríos, lagos y zonas costeras. Según expertos del Banco Mundial, en Latinoamérica, tres cuartas partes de las aguas fecales o residuales vuelven a los ríos y a otras fuentes hídricas, creando un serio problema de salud pública y para el medio ambiente.
Las plantas de tratamiento de agua, se han convertido en parte importante de la solución. Los residuos sólidos, en lugar de ser arrojados al mar, se podrán reutilizar y tener un uso comercial como combustible, abonos y material de construcción.
Otras alternativas nos muestran que más se puede hacer. Sustituir las viejas tuberías de las ciudades haría posible el evitar fugas de agua y su consecuente pérdida. Una buena educación ciudadana facilitaría el uso responsable del agua evitando desperdiciar siquiera una gota de este recurso básico.
Fuentes: Aqueduct Country Rankings, 50,s The Next Fifty, OCDE, Banco Mundial,
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