¡Se acabó! En que quedó la COP 26
Callum Shaw, Unsplash |
Por Luis Domenech
Noviembre 14, 2021. Ya le han puesto el punto final a la Cumbre de Glasgow, a la COP 26, pero se lo han puesto a la reunión, que no al problema que sigue sin solucionar, y que seguirá in crescendo, pues ya sabemos que las emisiones seguirán aumentando hasta al menos 2030, y tengo dudas de que el punto de inflexión suceda en la década siguiente.
De puertas hacia adentro
Cuando en una negociación se enfrentan dos intereses opuestos, quien mejor aguante los embates de la otra parte, terminará sacando la mejor tajada a la hora del recuento. Quienes defendían los intereses medioambientales, tenían por delante todo por ganar.
Los que defendían los intereses de los que contaminan, países como India y China especialmente, y las corporaciones de los combustibles fósiles (que se presentaron en Glasgow con la mayor delegación del encuentro, por cierto), sin embargo tenían por delante todo por perder. Y en esto estuvo la clave del resultado final. Aguantaron mas, y en el último minuto reventaron el acuerdo por que no se quería cambiar una simple palabra por otra en el acuerdo final: la palabra que se quería borrar era eliminar (y se refería a los combustibles fósiles y sus subvenciones), la cual se quería cambiar por reducir. Hicieron falta unas cuantas horas mas de tira y afloja, y escuchar unas cuantas amenazas de que no sería posible hacer público un acuerdo, para que los buenos cedieran al cambio y dicho acuerdo (con la palabra cambiada), pudiera ser posible.
Lo que pasa es que el acuerdo alcanzado es de mínimos para los buenos, mientras que los malos se fueron vivitos para su casa y con una sonrisa de oreja a oreja porque habían ganado la negociación. Ahora todos ponen buena cara ante las cámaras para vendernos una COP 26 que de poco ha servido.
En que ha fracasado la negociación
1. El primer fracaso de la COP es que los gobiernos deberían haber acudido con sus contribuciones nacionales previamente determinadas (NDC, por sus siglas en inglés) y alineadas con el objetivo 1,5 ̊C, y eso no se ha logrado. Hay países que no han hecho sus deberes. Por eso la suma de los compromisos asumidos está todavía lejos de alcanzar esa cifra que es necesaria para lograr el objetivo propuesto. Desde ese punto de vista, los gobiernos del mundo no han estado a la altura de la emergencia climática que vivimos.
2. El otro gran fracaso es que no ha habido un acuerdo claro e inequívoco para lograr fehacientemente que cada año los países que no crearon apenas el efecto invernadero reciban 100.000 millones de dólares cada año para que afronten las pérdidas y daños que el cambio climático les está causando. Son las víctimas inocentes del cambio climático y deben ser compensadas. El compromiso de España para aumentar su contribución a este Fondo Verde se queda corto, pues dado el tamaño de nuestra economía, nuestra aportación podría ser mas generosa.
3. El tercer gran fracaso es que no se ha logrado un buen acuerdo sobre el mercado de carbono. los países ricos no tendrán ningún problema para evitar reducir las emisiones mientras paguen por ello.
4. Finalmente, y en cuarto lugar, una sombra de última hora se cernió sobre la COP: la bajada en la ambición en la referencia directa al carbón y los combustibles fósiles, expresada en sustituir la palabra eliminar por reducir. En esta cesión de última hora para llegar a un acuerdo, aunque fuera de mínimos, estuvo situado el gran fracaso, no solo porque reducir no es eliminar, sino porque reducir sin ponerle a un lado una cifra como compromiso, no es nada y de nada vale.
De puertas hacia afuera
La vida sigue. A partir de ahora veremos nuevas lluvias torrenciales que causarán inundaciones, tornados y huracanes cada vez mas frecuentes y destructivos, los glaciares seguirán retrocediendo con mayor velocidad. El hielo de los polos continuará retrocediendo, y las aguas seguirán creciendo haciendo que los niveles en las costas sigan aumentando. La sequía producida por el calentamiento hará que sigamos perdiendo tierras de cultivo. Como siempre la población seguirá sufriendo las consecuencias de la ira del planeta cuando esta se manifieste.
Puede que en la próxima cumbre, si el Ministro de Exteriores de Tuvalu sigue siendo Simon Kofe, tenga este que dar su próximo discurso con el agua al cuello en vez de la cintura, pues seguirá aumentando la temperatura del planeta, y el nivel de las aguas seguirá subiendo.
El mi artículo de ayer titulaba ¡Ahora, o nunca! Pues bien, hoy ya podemos decir que ahora no va a ser posible. Tampoco podemos decir que nunca será posible, pero nos lo han puesto mucho mas difícil. Nos tenemos que conformar con lo gustito que se ha podido logran en Glasgow. Algo es algo, porque hubiera sido mucho peor que no hubiera un acuerdo final, y todo estallara.
Entiendo que la negociación actual no fue buena para los intereses del clima por no ser suficiente el acuerdo alcanzado. Quizás el método empleado en la negociación no fue el mejor. Para la próxima quizás sea mejor que el resto del mundo alcance un acuerdo, y después sea el mundo el que negocie con China e India para que entren en razón y presionarles para que hagan lo que tienen que hacer.
Mas de 25.000 inscritos en la COP 26 repartidos en los cientos de delegaciones que participaron en la Cumbre de Glasgow, llegados en cientos de vuelos comerciales, y cuatrocientos vuelos privados. A 10.000 euros la habitación para la cumbre en la ciudad. Todo un derroche. Estos son los hechos, estos los acuerdos, y en adelante veremos las consecuencias.
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