Sobre los incendiarios del bosque. ¿Son todos pirómanos, o hay algunos que sacan beneficio de quemar el bosque?

Luisondome

Foto: Alberto Sxenick

El Estado Español, tras décadas de lucha sin cuartel, ha sido capaz de acabar con el terrorismo de ETA y con los GAL. En cambio tras décadas de lucha, el mismo Estado no ha sido capaz de identificar, detener y encerrar, salvo excepciones, a los incendiarios de nuestros bosques que actúan en determinadas épocas de año, predecibles meteorológicamente y metodológicamente, para así evitar los incendios y acabar con esta lacra que no solo acaba con nosotros, sino con nuestro Planeta.

Mapa de frecuencia de incendios: 2006-2015. Fuente: MITECO

En lo que va de año, ya hemos superado los 5000 incendios y conatos de incendio, en un año especialmente peligroso, dadas las altas temperaturas, la cantidad de materia acumulada y la sequedad del clima, lo que facilita las cosas para que se pueda prender fuego en el monte, bien sea por causa natural, o por la mano del hombre.


Las malas condiciones meteorológicas, sumadas a las causas anteriormente mencionadas, es por lo que la superficie quemada en este año sea mayor. Galicia tiene la mayor reserva forestal de España, y tradicionalmente era la comunidad que mas incendios forestales sufría y mas superficie forestal perdía por causa de los incendios. Hoy otras comunidades nos superan en superficie quemada por causa de las mas altas temperaturas y por la sequedad.

Fuente: Ministerio de Transición Ecológica

Posiblemente conocemos ya las causas de la mayoría de los incendios, aunque pese todavía la sombra de la duda sobre algunas de las motivaciones de naturaleza criminal. Se saben las causas, pero el número de responsables detenidos es pequeño en relación al número de incendios provocados y, menor todavía, el número de condenados por este delito recogido en el código penal.

Pero veamos: Según los datos del Ministerio de Medio Ambiente para el periodo 1996-2005, se desconocían las causas de más del 16% de los incendios y no hay datos de causa intencionada en más del 30%. Por tanto, el total de causas de incendios no clarificadas asciende al 47% del total.

En el informe de Greenpeace titulado "Incendiarios: el perfile los que queman el bosque en España", esta Organización ha querido sacar del anonimato a los que están quemando los bosques españoles. Ha identificado 8 arquetipos, y ha realizado un “retrato robot” de los mismos. Analizando las estadísticas de causalidad de los incendios, indagando en la tipología de los detenidos por la Guardia Civil, conociendo el perfil de los condenados por este delito y analizando el origen de los incendios más dañinos y han identificado 8 tipos de incendiarios.

Pues según afirma en su informe Greenpeace, la actividad de estos 8 tipos de incendiarios representa una amenaza para los bosques españoles. Ellos representan al 60% de los incendiarios identificados, son responsables de 3 de cada 4 incendios con causa conocida (el 75,28%) y queman el 70% de la superficie forestal que arde cada año en España.

Fuente: MITECO

La tarea no es fácil, pues en un gran número de incendios las causas no están clarificadas; otros atestados se archivan por no conocerse su autor aunque se sepa la causa o motivación; la falta de pruebas hace que el número de inciendiarios detenidos sea muy reducido; y, por último, no sé sabe ni cuántos ni qué tipo de detenidos son finalmente condenados.

Por otro lado, la justicia tampoco es que coopere mucho, bien sea por la lentitud de esta en los numerosos procesos judiciales abiertos, bien sea por el escaso número de detenidos y las escasas condenas impuestas a los incendiarios enjuiciados.

Fuente: MITECO

Fuente: Greenpeace

Una primera imagen de los incendiarios procede de las estadísticas oficiales de causalidad de los incendios forestales, datos que proceden del Ministerio de Medio Ambiente. La principal fuente de información sobre la que se hacen estas estadísticas procede de los partes de incendio de la Guardia Forestal, de los agentes medioambientales y de otros cuerpos equivalentes en las diferentes CC.AA. Ellos son los encargados de recoger sobre el terreno datos importantes sobre el incendio, como la superficie quemada, los tipos de ecosistemas afectados y las causas. Hasta hace pocos años, estos datos procedían en su totalidad de primeras estimaciones y sospechas, pero no de un proceso de investigación de las causas.

Gráfico: Greenpeace

Desde 1968 estos datos se encuentran en la Base de Datos sobre Incendios Forestales (BDIF), pero estos datos han sido y son cuestionados por la falta de rigor en la recogida de los mismos, dada la falta de medios y de preparación técnica de quienes los recogen:

  • Fuentes de la Guardia Civil y de la Fiscalía de Medio Ambiente cuestionan la validez de los datos por las condiciones en que fueron recogidos en gran parte de los incendios, dada la falta de medios, preparación técnica, etc.

  • La procedencia de los datos carece de una metodología clara y repetible que pueda establecer un análisis estadístico riguroso.

  • Se abusa, por ejemplo, de la figura de pirómano para atribuir un número importante de causas diversas, cuando se estima que el número de afectados por este trastorno psíquico es reducido. En el caso de Galicia, por ejemplo, el porcentaje de incendios producidos por pirómanos duplica al de la media nacional.

  • Las causalidad varía con los cambios legislativos y sociales, el grado y evolución de la conflictividad en el medio rural, la meteorología, el estado de conservación de la red de distribución eléctrica y muchas otras variables que hacen que las estadísticas deban adaptarse a ámbitos temporales concretos.

En 2005 WWF/Adena denunció en un informe que algunas CC.AA. están reduciendo el número de incendios de causa desconocida a costa de engordar las cifras del número de incendios intencionados de motivación desconocida.

A mediados de los años 90, el Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA) consideraba como bulos, mitos y leyendas algunas de las motivaciones que aparecían en la estadística de causalidad de incendios forestales en España, precisamente aquéllas que señalaban intereses económicos y/o urbanísticos detrás del fuego, algo que los partes de incendio de la Guardería, así como la Guardia Civil y el SEPRONA siguen señalando en sus informes.

A raiz de esto, el ICONA encargó varios estudios sobre las motivaciones de los incendios intencionados. Uno de 1992 investigó sobre el mercado de la madera y del desarrollo urbanístico. Otro de 1993 versó sobre el mercado del trabajo en el sector forestal, las limitaciones de uso derivadas de las declaraciones de espacios protegidos y los conflictos relacionados con la caza, En 1994 el estudio se centró sobre las prácticas tradicionales de empleo del fuego en la agricultura y la ganadería, las subvenciones en estos sectores y su posible influencia en la provocación de incendios.

La principal conclusión del informe hacía responsable de la mayoría de los incendios al uso del fuego en agricultura y ganadería, en especial en la zona noroeste, atlántica, submeseta norte y zonas de montaña del centro, Sistema Ibérico y Pirineos. Ganaderos y agricultores provocan, según el informe, el 75% de los incendios en España y se señala, además, como intencionado y no negligente el fuego causado por este motivo. Existe una “intencionalidad encubierta”, según reza el informe del ICONA.

Pero hay demasiadas contradicciones en estos informes lo que delata la diversidad de autores y criterios en la redacción del informe, así como que algunos autores mantenían una clara afinidad con la actividad de la caza. Sorprendió el el énfasis que el informe puso en vincular incendios con la contestación social a la declaración de espacios protegidos, mientras que el interés urbanístico quedó zanjado al definirlo como "Una leyenda de los sesenta", pasando de largo, evitando profundizar en ello.

Sin embargo, desde el SEPRONA o las brigadas de investigación de incendios de las CC.AA. hablan de una economía del fuego, del interés urbanístico y de otros intereses ocultos como explicación a un pequeño porcentaje de los incendios forestales.

Las evidencias hablan de que en los años 80 la dinámica fuego-tala-urbanización afectó a una buena parte de los pinares costeros de Chiclana, Conil, Caños de Meca, etc. en la província de Cádiz. En 1992, el fuego allanaba el camino para construir el parque temático Terra Mítica y durante toda la década de los 90 los terrenos quemados pasaban a urbanizables en municipios como Marbella. La escasa o nula investigación de los incendios forestales sumado al hecho de que el proceso urbanizador se produjera años después del incendio hacía que la relación causa-efecto se diluyera. La “leyenda de los sesenta” a la que aludía el ICONA en 1995 sólo se frenó una vez que el código penal, las leyes forestales autonómicas y la Ley de Montes dejaron claro que no se podían urbanizar en 30 años los terrenos forestales afectados por incendios.

Hoy años después, vemos como las laderas de los montes que miran al mar están repletos de urbanizaciones que se descuelgan ladera abajo, y que antes estaban ocupadas por frondosos bosques que hoy ya no existen.

Pero no acaba aquí la cosa. Hubo incendios en los que la propia Administración del Estado estuvo implicada. Un caso muy ilustrativo de este desinterés en llegar hasta el fondo de algunos incendios de interés económico fue el conocido como “Incendio de 22”. El 7 de agosto de 1994, un año fatídico en incendios forestales, se inició un incendio forestal que destruyó 14.283 ha de pinares en los términos municipales de Yeste y Molinicos, en la provincia de Albacete. 

Durante su desarrollo fueron evacuadas más de 20 aldeas y un total de 1.300 personas. Tanto los equipos dedicados a la extinción como responsables de la Junta de Castilla-La Mancha reconocieron que una avioneta había estado implicada en la propagación del incendio. A raíz de las denuncias realizadas y de las diligencias previas realizadas por la Guardia Civil, el Juez titular del Juzgado de Instrucción no 2 de Hellín llevó a cabo una exhaustiva investigación. En la instrucción del caso declararon como imputados pilotos, copilotos y gerentes de una empresa de medios aéreos contratada por el ICONA para la campaña de ese año. Las Administraciones pusieron obstáculos a la investigación dejando en evidencia que no tenían interés en que supiera la verdad sobre este incendio.

Hoy las cosas son de otra manera. Los medios se han reforzado, la creación de la UME (Unidad Militar de Emergencias) ha sido y es una gran aportación a la lucha contra los incendios, los medios de investigación se han profesionalizado y actualizado, y la Justicia se muestra mas decidida a unirse a la lucha, si bien aún son muy pocas las sentencias que se dictan en relación al tamaño del problema, lo que evidencia un claro desajuste y una escasa aportación por parte de la justicia, en parte por su tradicional lentitud, y en parte por la complejidad procedimental.



Los 8 perfiles de incendiarios definidos por Greenpeace

Una vez analizadas las estadísticas de causalidad de los incendios forestales del Ministerio de Medio Ambiente, la tipología de los detenidos según los informes de la Guardia Civil (con énfasis en el caso gallego) y la información que se puede extraer de una muestra representativa de las sentencias condenatorias a los responsables por este delito ambiental, Greenpeace confeccionado el perfil de los ocho principales responsables de quemar los bosques españoles.

Hoy Greenpeace les señala con el dedo. Pero la sociedad ya les ha repudiado, los bomberos y los equipos de extinción les temen, la Guardería Forestal sospecha quiénes son, los equipos de investigación buscan pruebas incriminatorias para detenerles, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado les buscan y, en la mayoría de los casos, la justicia española ya les ha condenado alguna vez.

1. El Agricultor irresponsable

Se refiere al hombre que vive de la agricultura, preferentemente en el centro y noroeste de España. Utiliza el fuego de forma frecuente para quemar rastrojos (cosechas ya segadas), restos de podas de cultivos leñosos (vid, olivo, cítiricos) o quemar los lindes para eliminar vegetación invasiva, malas hierbas, plagas y enfermedades, ahuyentar animales (roedores), etc. Quemaba rastrojos su abuelo, su padre y ahora él. Hace uso del fuego sin autorización, sin tomar precauciones ni tener en cuenta los riesgos y las condiciones de viento y temperatura y con poca o nula capacidad de hacer frente a una situación de peligro.

2. El ganadero inconsciente

Hombre de edad avanzada, dueño o responsable de cuidar ganado y muy familiarizado con el monte. Como en el caso del agricultor, sigue practicando un método ancestral de detener el avance del matorral y de alimentar a su ganado a partir de la regeneración del pasto y el matorral. También utiliza el fuego para la abrir accesos al ganado donde el matorral ha colonizado el monte.

3. El pirómano

Hombre de menos de 40 años, con baja cualificación profesional y que obtiene satisfacción e incluso se excita observando la acción del fuego, pero sin intención de hacer daño. Su patología, que pasa frecuentemente desapercibida, consiste en un trastorno del control de los impulsos. Asociado frecuentemente al consumo abusivo de alcohol. No hay tantos como se deduce de la estadística de incendios intencionados, ya que no se ha establecido bien la frontera entre pirómano y otros trastornos mentales o comportamientos asociales y vengativos. Los expertos estiman en 100 el número de pirómanos en España, responsables de algo más del 2% de los fuegos.

4. El asocial conflictivo

Joven inadaptado y conflictivo, con carencias afectivas, desarraigo familiar, posibles antecedentes delictivos, consumidor de alcohol o drogas, que utiliza el fuego para una mezcla de venganza, rabia o llamada de atención. Es frecuente la reincidencia. Se dedica de manera temporal a trabajos agrícolas, forestales, de extinción de incendios, etc. Una parte importante de los incendios atribuidos a pirómanos son suyos, así como algunos de los que se atribuyen a actividades económicas.

5. El mal cazador

Es un “zorro”, buen conocedor del espacio forestal y de los requerimientos de la caza. El fuego le sirve para favorecer especies como la perdiz, el conejo y la codorniz, que necesitan espacios abiertos. También le sirve para facilitar el tránsito de las presas y protestar contra el “acotamiento de la caza” o limitaciones a su actividad. Muy imaginativo a la hora de fabricar artefactos incendiarios y especialista en no ser detectado ni detenido.

6. El imprudente

Hombre o mujer que o bien vive en el medio rural o lo utiliza como lugar de recreo. Suelen ser domingueros y usuarios de barbacoas, fumadores inconscientes o artífices de hogueras mal apagadas, etc. Es ese ciudadano que no extrema las precauciones porque piensa que nunca le va a pasar a él.

7. El interesado

Personaje variopinto que obtiene algún beneficio con el incendio, como prolongar su contrato laboral, cobrar más horas extras, cobrar por provocar el incendio, etc. El mercado de la extinción de incendios mueve tantos intereses que han configurado una “economía del fuego” que está generando una “necesidad” de que haya incendios forestales. Este personaje también es responsable de un buen número de incendios de causa desconocida o donde se especula sobre posibles intereses ocultos. Gracias a los cambios legislativos de la última década la imposibilidad de recalificación urbanística tras un incendio ha desmotivado al Sr. Interesado.

8. Don Importante

Persona respetable al que no se le puede vincular directamente con el fuego, nunca tiró una cerilla o un cigarrillo sin apagar pero ocupa un puesto de responsabilidad en una empresa eléctrica, en el Ministerio de Defensa, en RENFE, en un ayuntamiento, empresa de servicios forestales, etc. De sus responsabilidades se derivan decisiones que afectan al estado de conservación de las infraestructuras de distribución eléctrica, el estado de las cunetas de las vías de tren o las autopistas o de las medidas de precaución en los trabajos forestales que se realizan en verano.

Curiosamente no aparece contemplado como un interés que pudiera tener que ver con los incendios forestales el negocio de la madera, siendo esta la materia prima de varias industrias para las que se talan los árboles y se enívan a sus factorías para que la madera sea procesada. Me refiero a las fábricas de pasta de papel, a las de tableros de aglomerado,  y los aserraderos que hacen los pallets y los tableros que se usan en la construcción, etc.

Los árboles de madera quemada por los incendios que no van a recuperar la hoja y sobrevivir al fuego, son cortados y llevados a las fábricas para su aprovechamiento. Esta madera tiene un coste muy inferior a la madera procedente de la tala normal y se le puede sacar provecho, y pudiera ser una de las causas de la provocación de incendios por quien puede sacar tajada intermediando en esto. Pero o no hay datos, o no se ha podido probar esta circunstancia como una de las causas probables de los incendios forestales intencionados.

Las conclusiones y las propuestas de Greenpeace

Los responsables de quemar los montes españoles se pueden clasificar en una serie de personajes con características comunes en función de su relación con el medio rural, su actividad profesional, su grado de conflictividad social y sus trastornos psicológicos.

Pese a ser un problema de primer orden al que los españoles identifican como el principal problema ambiental del país, todavía se desconoce el origen del 47% del total de incendios forestales.


Aunque la vía penal no debe ser la única ni la principal herramienta para prevenir este problema, la detención y enjuiciamiento de los causantes de incendios forestales está todavía por desarrollar. No se sabe cuántos y quiénes han sido condenados por quemar los montes. 

Ninguna administración dispone de datos sobre cuántos detenidos por este motivo pasan a disposición judicial o cuántos van a la cárcel. Se instala en la ciudadanía la sensación de impunidad y muy pocos de los grandes incendios provocados por personas jurídicas han sido perseguidos por la Justicia.

Greenpeace señala con el dedo a los 8 personajes que resumen la  realidad de los incendiaros españoles. La sociedad ya les ha repudiado, los bomberos y los equipos de extinción les temen, la Guardería Forestal sospecha quiénes son, los equipos de investigación buscan pruebas incriminatorias para detenerles, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado les buscan y, en la mayoría de los casos, la justicia española ya les ha condenado alguna vez.

Pero son necesarios cambios importantes para poder reducir el número y la actividad de estos personajes. Greenpeace propone las siguientes medidas:

1- Seguir realizando mayores esfuerzos en el estudio de las causas de los incendios forestales como herramienta básica de la prevención.

2- Conseguir una eficaz y coordinada investigación policial, bien dotada de medios humanos y técnicos, que permita poner a disposición de la Justicia a los autores de estos delitos.

3- Seguir apelando a la permanente colaboración ciudadana para identificar y poder enjuiciar a los incendiarios.

4- Dotar a los fiscales de medios suficientes, con peritos especializados, para realizar las investigaciones pertinentes y evitar que los casos acaben siendo sobreseídos por falta de pruebas y los culpables quedan en libertad.

5- Realizar un seguimiento de los procedimientos abiertos y crear un registro sobre la respuesta penal, en años de cárcel impuestos, por incendios de bosques y montes.

6- Las CC.AA. deben personarse como acusación particular a todas las causas por este delito.

7- Realizar una oportuna detección, seguimiento y control de la patología de piromanía, diferenciándola claramente de otros trastornos y anomalías psíquicas relacionadas con el alcoholismo, la toxicomanía o con comportamientos antisociales. Los primeros deben ser ayudados mediante un internamiento post delictivo en centros especializados en los periodos de tiempo en que tal disfunción se manifieste como más peligrosa socialmente, que son, precisamente, los períodos estivales.

8- Reformar el Código Penal para cambiar algunos tipos penales con objeto de:

  • Considerar punible toda imprudencia relacionada con el incendio forestal sin exigir que esta sea necesariamente grave.

  • La tipología imprudente, aplicable a la persona jurídica, debería ser objeto también de sanción directa en aquellos casos de empresas que por no adoptar precauciones debidas (pirotécnicas, ferroviarias, suministro eléctrico) dan lugar a incendios forestales.

  • Establecer sanciones directas, y dentro de ellas, una multa, para las personas jurídicas en aquellos casos en que fuera demostrada su intervención en un delito de incendio forestal. Sería esta una medida imprescindible para erradicar cualquier posible beneficio, propio o a terceros, que pudiese derivar de la acción incendiaria.

  • Revisar si los juicios por jurado son la mejor manera para juzgar estos delitos.


    BIBLIOGRAFIA

    Greenpeace: "Incendiarios: el perfile los que queman el bosque en España"

    Ecologistas en Acción, junio 2001. Incendios forestales Causas y Prevención.

    Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Galicia, Memoria 2006.

    Fiscalía General del Estado, Memoria 1995.

    Fiscalía General del Estado, Memoria 1998.

    Fiscalía General del Estado, 1995. 

    Conclusiones de la Jornada sobre Incendios Forestales, Madrid, 23 de junio de 1995.

    Greenpeace España. Listado de sentencias por delito de incendio forestal en España. Inédito.

    Guardia Civil. Inventario de artefactos incendiarios. Inédito.

    Guardia Civil de Galicia, junio 2006. Informe sobre a investigación de Incendios Forestais en Galicia. Verán 2006.

    ICONA, 1995. Motivaciones de los Incendios Forestales Intencionados. Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación.

    Ministerio de Medio Ambiente, 2007. Los incendios forestales en España, decenio 1996-2005.http://www.mma.es/portal/secciones/biodiversidad/ defensa_incendios/estadisticas_incendios/index.htm 

    Pérez Sánchez, María Jesús, 2007. Incendios Forestales, un delito sin condenas. Artículo galardonado por el concurso de periodismo ambiental convocado por la agencia Efe.

    Vercher Noguera, A., 1991. Ministerio Fiscal, incendios forestales y perspectivas de colaboración. Ponencia presentada en la Conferencia General sobre Protección contra Incendios Forestales organizada por el ICONA en Alcalá de Henares el 10-11 de diciembre de 1991. 

    WWF/Adena, junio 2005. Incendios Forestales. ¿Por qué se queman los montes españoles?





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