Las tragedias de Marruecos y Libia, su alto coste en vidas y haciendas, y el largo camino hacia la recuperación

Luisondome 


Dos países al norte de Africa han sufrido en una misma semana del mismo mes sendas tragedias: Marruecos y Libia. El primero por un terremoto que destrozó una amplia zona en el interior del país. El segundo sufrió una gran inundación por una riada tras el paso de la tormenta Daniel. En ambos casos hay un alto coste de vidas, y de daños por la destrucción de viviendas e infraestructuras.


El Terremoto que asoló una buena parte de Marruecos


En la noche del pasado 8 de septiembre Marruecos sufrió un terremoto  de magnitud 6.8 en la Escala de Richter que sacudió la zona del alto Atlas de Marruecos. El epicentro se produjo a 18 kilómetros de profundidad en un punto al suroeste de Marrakech, en unas montañas a una altitud de más de 3.200 metros sobre el nivel del mar.  El coste humano ha sido espantoso: según el recuento del Ministerio del Interior, hasta las 19:00 horas del miércoles 12 de septiembre, el suceso había causado 2.946 muertos y 5.674 heridos, sobre todo por el impacto que tuvo sobre la población por el número de víctimas afectadas, pero que aún fue menor de lo que podría haber sido. 


Solo en la provincia de Al Hauz los muertos eran 1.604, mientras que en la de Tarudant eran 976. La ayuda exterior llegó rápidamente a las zonas afectadas y están actuando de manera coordinada y con eficiencia, y ya se ha iniciado la recogida de escombros y pensando en la forma en que el país se va a recuperar.


Ahora el país y el gobierno han de asumir el alto coste económico que va a suponer el reparar los daños que el terremoto causó. Oxford Economics ha examinado más de cerca las economías de las regiones afectadas y el plan de respuesta de emergencia del gobierno para evaluar el impacto económico.



Si bien el coste en vidas humanas por el terremoto que azotó Marruecos ha sido terrible, principalmente porque las zonas afectadas son remotas y están escasamente pobladas, la consecuencia es que el impacto en la sociedad marroquí es profundo pero limitado: la población de las provincias de Al-Haouz, Chichaoua y Taroudant se está viendo terriblemente afectada, mientras que el resto del país se ve afectado en un grado casi insignificante, por lo que el PIB de las zonas afectadas es una proporción muy pequeña del PIB nacional, y este fue menor de lo que podría haber sido. Lo mismo ocurre con el coste económico. Oxford Economics ha examinado más de cerca las economías de las regiones afectadas y el plan de respuesta de emergencia del gobierno para evaluar el impacto económico. 



El PIB de las zonas afectadas es una proporción muy pequeña del PIB nacional. El mayor efecto económico del terremoto será el del gasto de emergencia del gobierno en respuesta a la crisis generada. El gobierno anunció medidas el jueves 14 de septiembre que estima Oxford Economics que terminarán representando un gasto adicional de 9.100 millones de dírhams, equivalente al 2,2% de los gastos en el presupuesto de 2023. El efecto resultante sobre la deuda pública bruta es leve: elevará la relación deuda/PIB del gobierno del 90,9% al 91,6%. El FMI aprobó una línea de crédito flexible de 5 mil millones de dólares para Marruecos en abril, lo que significa que la deuda adicional no conllevará un alto costo en intereses.


Hasta disponer de un panorama más claro de las entradas de ayuda y remesas, en esta etapa, Oxford Economics mantiene la previsión general del PIB, que es de un crecimiento del PIB real del 1,9% en 2023 y del 2,6% en 2024.




Libia: EL impacto de las inundaciones causadas por la tormenta Daniel


La tormenta Daniel llegó a Libia dos días después del terremoto de Marruecos, el día 10 de Septiembre, arrasando sus aguas con dos presas en su camino hacia el mar, y matando a más de 6.000 personas y dejando miles de desaparecidos. La ciudad más afectada es Derna, que está situada en Al Jabal Al Akhdar, una de las principales zonas agrícolas del país.


Imagen:AFP

La parte afectada es una de las pocas zonas verdes del desértico paisaje libio. Al Mahdy afirma: "Al Jabal Al Akhdar es una de las zonas más ricas de Libia en fauna y biodiversidad. Alberga una importante producción agrícola, como hortalizas y árboles frutales". "El impacto de las inundaciones es aparentemente significativo, ya que vastas zonas han quedado arrasadas. Pero aún es pronto para evaluar los daños. La urgencia inmediata es dirigir los esfuerzos humanitarios a la zona", concluye Al Mahdy.


A diferencia del desastre de Marruecos en el que la zona afectada estaba escasamente poblada y su PIB es una parte muy pequeña del PIB nacional, la zona de Libia afectada está densamente poblada, solo la ciudad de Derna superaba los 120.000 habitantes, y en ella había empresas y negocios que resultaron afectados por las inundaciones, o simplemente desaparecieron, por lo que el coste económico será finalmente mucho mayor. El agua ha inundado la ciudad y destrozado edificios, dejando tras su paso mas de 11.300 fallecidos y alrededor de 10.000 desaparecidos.


La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) sitúa en mas de 40.000 las personas que han perdido su hogar, los menores afectados superan los 300.000, y según datos de la ONU, los barrios que han sido arrasados superan los 20.000. The Libia Observer estima que el 70% de la infraestructura ha sido afectada.


Imagen: EFE


Pero los destrozos causados por las inundaciones, hay que sumarlos a los daños causados por el conflicto armado que ya viene durando varios años. La desaparición del dictador Gadafi no trajo una democracia, sino una guerra civil de todos contra todos, con milicias de base étnica o religiosa peleando por el poder con la ayuda de combatientes extranjeros. En el sur del país se abrió además espacio para que el yihadismo, con armas obtenidas en Libia, y que se extendió hacia el Sahel. 


Existen dos gobiernos en Libia:  un Gobierno de Unidad Nacional (GUN) en el oeste, con sede en Trípoli; y un Gobierno de Estabilidad Nacional (GEN), en el este, cuyo "parlamento" está en Tobruk. Este último se apoya en el autodenominado Ejército Nacional Libio del mariscal Jalifa Hafter. El sur es una zona con poca población en la que el control lo ejercen principalmente milicias locales de las etnias tuareg y tubu. 


El mar devuelve los cuerpos arrastrados por la riada. Imagen: EFE


Así como en Marruecos la situación política es estable, con un gobierno unificado que trabajará para la recuperación del país, para la recuperación de Libia y de sus habitantes, será necesario alcanzar un gobierno unificado, pero de momento la situación política está estancada. La debilidad o ausencia de instituciones estatales unificadas significa que no se mantienen las infraestructuras, que los hospitales y servicios de emergencia no funcionan con normalidad y que no hay una única autoridad cuyas indicaciones seguir. Ni siquiera el país dispone de un servicio meteorológico que hubiera podido avisar a la población de la llegada del ciclón Daniel. "Si hubiera un servicio meteorológico que operara con normalidad podría haber lanzado alertas, y los equipos de emergencia podrían haber iniciado evacuaciones, con lo que se habrían evitado la mayoría de las víctimas", ha explicado el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Petteri Taalas.


La presa de Abu Mansour. Imagen: AP


"Todos los recursos que ha tenido Libia se han centrado en la guerra - recalca Andrea Chamorro, analista de la Fundación Alternativas - Después de tantos años en guerra, las infraestructuras no se han reparado adecuadamente, como se ha podido ver en la dos presas destruidas en Derna". "No se ha invertido en infraestructura ni en ningún bien público en todos estos años - confirma Fernández-Molina - incluso en las fases en que no ha habido guerra civil propiamente dicha. Las fuerzas que han controlado una u otra zona nunca han tenido interés en la estabilidad a largo plazo, sino en el enriquecimiento inmediato".


Derna es como ya dije la cuarta ciudad más grande de Libia (120.000 habitantes) y se encuentra en el este, pero resistió duramente al Ejército del mariscal Hafter. "Estuvo dominada por una milicia local, que en su momento declaró fidelidad al Estado Islámico. En 2018-2019, durante 10 meses, se libró una batalla realmente cruenta hasta que las fuerzas de Hafter tomaron el control, tras una guerra urbana y mucha destrucción", relata la profesora de la Universidad de Exeter.  "No se ha reconstruido - añade - La milicia que hoy controla la ciudad lo hace a base de mano dura. En Derna, básicamente, hay un régimen militar directo".  


Imagen desde satélite de la zona en la que estaba la presa de Abu Mansour. AFP


La riada causada por el paso del ciclón entró en la ciudad al romperse una de las represas que la resguardaban. El agua rompió puentes y fluyó hacia la ciudad, llevándose por delante barrios enteros, incluidos sus residentes


Las presas fueron construidas en la década de los 70 por una empresa yugoslava. La presa superior, de nombre Al-Bilad, tenía una capacidad de almacenamiento de 1,5 millones de metros cúbicos de agua. La presa inferior, la mayor de las dos de nombre Abu Mansour, tenía una capacidad de 22,5 millones de metros cúbicos. Ambas presas tenían un núcleo de arcilla compactada con un caparazón de piedra. Derna ya había sufrido inundaciones en 1986, pero en aquella ocasión las presas consiguieron retener y gestionar el agua para evitar graves daños a la ciudad. Pero esta vez no fue así dada la magnitud de la tormenta, y las presas cedieron.


Según informó la agencia de noticias Efe, el año pasado la Universidad Omar Al Mujtar de Derna advirtió que las dos presas situadas a pocos kilómetros de áreas habitadas necesitaban un mantenimiento urgente, debido al alto riesgo potencial de inundaciones. No se hizo nada. Durante la madrugada del 11 de septiembre, y tras 17 horas de intensas lluvias, las presas cedieron y vertieron 33 millones de litros de agua sobre el centro de la ciudad. El alcalde la ciudad, Abdel Moneim al-Ghaithi, ha denunciado que, un día antes de la llegada del ciclón, el Ayuntamiento había pedido evacuar las zonas situadas en los alrededores de las presas, pero el Gobierno de Estabilidad se limitó a imponer un toque de queda.


Imagen: AFP


Esto es lo que ocurre cuando sucede una tragedia en un país con un Gobierno fallido, o con mas de un gobierno. Tras la catástrofe, el estado de la infraestructuras y la división política son también un obstáculo para la llegada de la ayuda.


Cada gobierno ha creado su centro de crisis y no se coordinan. La mayor parte de la ayuda internacional llega a Trípolí y de allí tiene que recorrer 1.300 kilómetros hasta Derna por carreteras destrozadas. Las telecomunicaciones no funcionan y falta suministro eléctrico. Hasta dos días después de la inundación, no llegaron los primeros equipos de rescate a la ciudad. 

"Se está dando desabastecimiento por la descoordinación entre administraciones", confirma Andrea Chamorro.


El alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk, ha pedido a los políticos libios que superen los bloqueos para garantizar la atención a las víctimas. Marie-Consolee Mukangendo, representante adjunta de Unicef en Libia, reconoce que hay "congestión" en el transporte de la ayuda internacional hasta Derna. "Nosotros no tenemos muchos problemas con las autoridades locales y centrales para aprovisionarnos y hacer todo lo que podemos", afirmó.


Unicef trabajaba ya en el este del país desde una oficina en Bengasi. El impacto de las inundaciones ha sido "descomunal", explica Mukangendo, y ha paralizado los esfuerzos para una "reconstrucción post-guerra", cuando se intentaba "pasar del estado de emergencia al de un país donde haya sistemas disponibles para apoyar a los niños". "Las posibilidades de que la ayuda acabe en las manos equivocadas y enriqueciendo a unos pocos o alimentando más economía ilegal, en lugar de ayudar a la población, son bastante altas", advierte por su parte Fernández-Molina. "Para evitarlo hay que tener interlocutores fiables, y esto no parece fácil en Derna, que ha estado abandonada por la comunidad internacional", apostilla.


Pero como no hay mal que por bien no venga, a pesar del caos creado por la inundación, y la magnitud de la catástrofe, esta puede favorecer un acercamiento entre ambos gobiernos. Además de permitir que la ayuda llegue  desde el oeste al este, el gobierno de Trípoli ha enviado cerca de un centenar de médicos a la zona afectada. El Consejo de Ministros ha aprobado un presupuesto de 384 millones de euros para la reconstrucción de Bengasi y Derna y 96 millones de euros destinados a los damnificados en Derna, Bengasi, Al Bayda, Al Marj y Soussa, pero eso es muy poca cosa.


Equipos de emergencia ayudando a la localización de víctimas. AFP


"Si la comunidad internacional, a la hora de dar la ayuda humanitaria, exige que existan canales de distribución claros y transparentes, podría ser positivo para el país a largo plazo", ha declarado Álvaro de Argüelles. "Pero incluso este escenario, es probable que dé lugar a una nueva lucha de corrupción y clientelismo para ver quién se hace con la ayuda y la usa para su propio beneficio". 


"Si bien esta cooperación puede servir para acercar posturas, llegar a un gobierno de unidad puede ser realmente complicado", considera Andrea Chamorro, quien recuerda que se trata de "un conflicto enquistado, de muchos años". 

Fernández-Molina señala que actualmente las alianzas internacionales de uno y otro gobierno están "desdibujadas", debido al acercamiento entre Rusia y Turquía y de esta última con Egipto y Emiratos Árabes, por lo que el escenario internacional podría ser favorable.

"El posible entendimiento se inscribiría en un contexto de dos años de llamamientos de parte de los actores libios y de la comunidad internacional a la creación de un nuevo gobierno de unidad nacional transitorio, hasta organizar elecciones", explica la profesora de Exeter.  "Si gestionan adecuadamente la coyuntura actual, puede que haya incentivos para crear un gobierno nacional nuevo, pero eso no significa la salida de la inestabilidad y la consolidacion de una transición política", advierte. 


Si el acercamiento entre las partes que gobiernan los territorios en Libia no se produce, será imposible que el país se recupere y la población se mantenga. Hay que tener en cuenta que libia es un país que dispone de inmensos recursos bajo su subsuelo, pero que en las actuales circunstancias no puede extraer, por lo que depende totalmente de la ayuda exterior que no se podrá mantener en el largo plazo de la recuperación, que necesita de un gobierno estable y funcionante para que los recursos cedidos se gestionan adecuadamente.



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