Menudo mes de Septiembre de catástrofes llevamos..., el calentamiento global es la causa
Luisondome
Cada vez estamos presenciando más eventos climáticos extremos, más daños y más víctimas. La tormenta que ha azotado Libia es un claro ejemplo de que las crisis no afectan a todo el mundo por igual. Mientras las empresas de combustibles fósiles amasan beneficios de miles de millones, las personas más vulnerables sufren las peores consecuencias.
Situaciones trágicas como la de Libia se están viviendo en muchos otros rincones del planeta: Grecia, Turquía, e incluso España, donde la ciencia advierte que se prevén menos lluvias pero más intensas y con mayor riesgo de provocar inundaciones y daños. Y esto es solo el principio.
En nuestro país, en la misma semana de la tragedia de Libia, lluvias torrenciales se sufrieron en distintos puntos del país, tanto en el área mediterránea, como en el interior del país. Los daños han sido cuantiosos, y en algunos casos ya han sufrido varios episodios anteriores.
La emergencia climática es la mayor crisis de nuestra generación. Nos ha traído olas de calor cada vez más largas e intensas, en las que no paramos de romper récords y perder por golpes de calor miles de vidas humanas. La sequía, es más frecuente y duradera cada año, destruye ecosistemas por completo, y las lluvias, cuando llegan, lo hacen de manera insuficiente, y cuando llegan lo hacen de forma torrencial, llevándose por delante vidas y pueblos enteros.
Pero, ¿qué podemos hacer realmente para frenar la emergencia climática? No podemos solucionar el problema sin ir a su principal causa. La contaminación y destrucción causada por las grandes empresas de combustibles fósiles nos han llevado a un punto crítico, y la falta de ambición de los sucesivos gobiernos apenas ha hecho nada para frenarlo. Por su culpa, la vida en la Tierra es cada vez más complicada.
¿Cuántas vidas tenemos que perder para que se tomen medidas? ¿Cuántas riadas, sequías, olas de calor o grandes incendios hay que vivir para que actúen con urgencia? Los ciudadanos no podemos esperar, cualquiera de nosotros puede verse en una de estas tragedias, pues nadie está a salvo, por eso los políticos y los responsables de las instituciones y empresas tienen que actuar ya, pero nosotros también. Si tenemos un coche de combustión, cambiémoslo por uno no contaminante, y los gobiernos deberían de establecer ayudas para esa transición.
Las empresas petroleras y los fabricantes de automóviles de combustión saben que a su negocio cada vez les queda menos tiempo, y se esfuerzan para hacer mas caja, y durante el mayor tiempo posible antes que tengan que cerrar porque el negocio se les vino abajo. Por eso niegan la mayor: el calentamiento global, y se esfuerzan por publicitar todas sus "actividades verdes" y sus "contribuciones a un mundo sostenible", pero lo hacen con el dinero obtenido por la extracción de combustibles fósiles y por su comercialización.
Hay que conseguir cuanto antes que pare este desastre, pues quienes lo vamos a pagar con nuestra vidas y haciendas somos nosotros, y esto no es catastrofismo, es una premonición de lo que se avecina.
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