La evolución de la producción global de combustibles fósiles y de su consumo no augura nada bueno

 Luisondome

La invasión de Ucrania ha provocado que las grandes petroleras estén viviendo una época dorada. El precio del barril de Brent volvió a cotizar por encima de los 100 dólares por primera vez desde que el boom del fracking hundió los precios. Justo cuando sus beneficios están disparados, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) advierte de que ha llegado “la hora de la verdad” para que den el salto hacia la transición ecológica.

Pero la advertencia no está siendo tenida en cuenta, sino mas bien todo lo contrario. Puede que los gobiernos se empeñen en decir lo que van a hacer para limitar las emisiones de gases GEI a la atmósfera, pero las empresas siguen lleno a lo suyo, que es extraer y vender combustibles de manera creciente. ¿Para que? Para embolsarse la mayor cantidad de dinero posible, mientras sea posible.

Según el Informe sobre la brecha de producción de 2023, a nivel mundial, los gobiernos prevén producir en 2030 un 110% más de combustibles fósiles de lo que sería necesario para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5°C, y un 69% más de lo que sería coherente con la limitación del calentamiento a 2°C. Diferencia de producción que aumentará con el tiempo: en 2050, la producción prevista de combustibles fósiles será un 350% y un 150% superior a los niveles compatibles con la limitación del calentamiento a 1,5°C o 2°C. Del lado positivo, el informe señala que el ritmo mundial de electrificación de los vehículos ha superado ampliamente las expectativas previas o que en Europa, se espera que la capacidad de energía renovable se duplique entre 2022 y 2027.


Desconexión entre los objetivos y las acciones de los gobiernos

 Las empresas prevén producir en 2030 un 110% más de combustibles fósiles de lo que sería coherente con la limitación del calentamiento global a 1,5°C, y un 69% más de lo que sería coherente con la limitación del calentamiento a 2°C. También se prevé que esta diferencia de producción aumente con el tiempo: en 2050, la producción prevista de combustibles fósiles será un 350% y un 150% superior a los niveles compatibles con la limitación del calentamiento a 1,5°C o 2°C. Estas son las previsiones de las empresas, asumidas y consentidas por los respectivos gobiernos que deberían de corregir a la baja esta previsiones.

- Según el informe, las empresas de petróleo y gas aumentaron sus inversiones en exploración y producción en un 39%, hasta casi 500.000 millones de dólares en 2022 en todo el mundo, el nivel más alto desde 2014. De la misma forma, muchos de estos proyectos de producción planificados también podrían convertirse en activos sin valor a medida que el mundo se descarboniza y los objetivos de extracción de combustibles fósiles no logran reflejar la caída de la demanda y los cambios en las realidades socio-políticas. No tiene sentido pensar en hacer una cosa para hacer después la contraria, sobre todo dada la importancia de las consecuencias de no hace nada.

Razones para seguir adelante con los proyectos de combustibles fósiles

La crisis energética desatada tras la guerra de Ucrania, las consiguientes presiones sobre el suministro mundial de energía, y la demanda récord a pesar de los precios récord alcanzados en este periodo, han hecho que el negocio sea mas lucrativo para las empresas, que entran en una nueva etapa de crecimiento de sus actividades productivas y comerciales. Por ejemplo, hay muchos planes para invertir en infraestructuras de gas natural licuado tanto por parte de los exportadores como de los importadores. Muchos países promueven el gas como combustible "puente" o "de transición", pero sin planes aparentes para abandonarlo, y 2050 está a la vuelta de la esquina, como quien dice.

La crisis energética también ha contribuido a acelerar una transición más generalizada hacia energías renovables 

Pero no todo es negativo en el informe. En el se señalan también algunos datos positivos, tales como el ritmo mundial de electrificación de los vehículos, que ha superado ampliamente las expectativas previas. En Europa, se espera que la capacidad de energía renovable se duplique entre 2022 y 2027. Australia y Estados Unidos aprobaron leyes históricas sobre el clima en 2022, China está en vías de duplicar su capacidad de energía eólica y solar para 2025 en lugar de 2030, e India destinó más de 4.000 millones de dólares a energías limpias en su presupuesto nacional.

Los gobiernos, en conjunto, conservan sus planes de producir más del doble de la cantidad de combustibles fósiles en 2030 de lo que sería consecuente para limitar el calentamiento a
1,5 °C, pero los datos del IPCC parecen señalar que ese objetivo no se alcanzaría con esos planes de producción  Sostener esta brecha de producción global significa una amenaza para una transición energética bien gestionada y equitativa.

En suma, los planes y las proyecciones de los gobiernos provocarían aumentos, en todo el mundo, en la producción de carbón hasta 2030, y en la producción de gas y petróleo hasta 2050, cuanto menos. Estos datos entran en conflicto con los compromisos asumidos por los gobiernos en el marco del Acuerdo de París y con las expectativas de que la demanda de carbón, petróleo y gas de todo el mundo alcance su máximo esta década, incluso sin la implementación de políticas nuevas.

Los principales países productores se han comprometido a alcanzar un nivel neto cero de emisiones y han lanzado iniciativas para reducir las emisiones ocasionadas por la producción de combustibles fósiles. Sin embargo, ninguno de ellos asumió la responsabilidad de reducir la producción de carbón, petróleo y gas para limitar el calentamiento a 1,5 °C.

Los gobiernos deben ser más transparentes en sus planes, proyecciones y respaldos a la producción de combustibles fósiles, además de explicitar de qué manera estos se alinean con los objetivos climáticos. 

Es profundamente necesario que los gobiernos adopten objetivos de reducción en la producción y el uso de combustibles fósiles tanto a corto como a largo plazo para complementar otros objetivos de mitigación y aminorar los peligros de los activos varados. Dicho de otra manera: o se someten a las empresas productoras para que cumplan esto objetivos, y se remata en plazo y forma una transición total hacia las energías renovables.

Ante los riesgos y las incertidumbres que conllevan eliminar dióxido de carbono y capturar y almacenar carbono, los países deben orientarse a una disminución progresiva de la producción y el uso de carbón hasta erradicarlos casi en su totalidad para 2040. Además, se debe apuntar a reducir en forma combinada la producción y el uso de gas y petróleo para 2050 hasta alcanzar, cuanto mucho, una cuarta parte de los niveles de 2020. El riesgo de que estas medidas no evolucionen a gran escala es motivo necesario para implementar una reducción gradual de combustibles fósiles aún más rápida en todo el planeta.

Una transición equitativa orientada a prescindir de la producción de combustibles fósiles debe implicar un reconocimiento de las capacidades y las responsabilidades diferenciadas de cada país. Los gobiernos con una mayor capacidad para llevar a cabo la transición deben apuntar a disminuciones más ambiciosas y contribuir con financiamiento para los procesos de transición en países con capacidades limitadas.

Esto es lo que se necesita para detener el creciente deterioro medioambiental. A partir de aquí, veremos que porcentaje de lo que se necesita se cumple, y solo entonces podremos tener una idea mas o menos clara del futuro que nos espera. Yo particularmente creo que va a ser un futuro muy negro, tan negro como el carbón.

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Para ver el informe original completo, pincha este enlace.

Para ver el Resumen Ejecutivo del Informe, pincha aquí.

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