El calentamiento global como fruto de nuestro estilo de vida. O cambiamos, o nos achicharraremos

Estilo de vida y medio ambiente


Este artículo es un repaso actualizado del estado del clima, y de las soluciones posibles para mitigar el calentamiento global.


  • “Se necesitan dos años para aprender a hablar, y mas de sesenta para aprender a escuchar”. Ernest  Hemingway.
  • “Solo hay dos cosas infinitas en este mundo: el Universo, y la estupidez humana, pero tengo mis dudas sobre la primera de ellas”. Albert Einstein


La edad aproximada de La Tierra es de 4.543 millones de años. Este es el tiempo que necesitó para que la pudiéramos habitar y se convirtiera en el hogar de la humanidad y de los seres vivos. La humanidad solo necesitó de 250 años para llevar a nuestro planeta al límite de la habitabilidad para el ser humano. Solo nosotros somos responsables de su degradación.


La conocida frase de Ernest Hemingway quizás encierre la razón por la cual no queremos enterarnos de hacia donde nos está llevando nuestro estilo de vida. No aprendemos porque no escuchamos. La de Albert Einstein nos señala cual es la razón por la que ni escuchamos, ni aprendemos: la infinita estupidez humana.


El pasado 10 de Enero, la prestigiosa revista científica NATURE publicaba un artículo titulado: “La Tierra supera por primera vez el límite climático de 1,5 °C: ¿qué significa?”. En el explica que se había cruzado una línea roja, y si esta se traspasaba, el deterioro climático ya casi no tendría posibilidades de ser revertido. Este límite impuesto como objetivo ODS para 2.030 en la Cumbre Climática de París de 2.015, señalaba que no deberíamos sobrepasar un aumento de 1,5ªC en la temperatura media del Planeta.


Pues esto sucedía en los primeros días de Enero de este año, lo que es un muy mal presagio para nuestro futuro. A pesar de todo, muchos gobiernos están haciendo esfuerzos para mitigar el cambio climático, promoviendo inversiones tanto en el sector público, como en el privado, pero no es suficiente. El progreso es demasiado lento, y todo indica que el mundo ya no tiene posibilidades de alcanzar el objetivo de 1,5 °C. Las emisiones de gases de efecto invernadero están en un nivel sin precedentes, los bosques tropicales se están talando a un ritmo casi récord, los subsidios a los combustibles fósiles están aumentando y aún se están construyendo centrales eléctricas a carbón. 


Hoy nos asombramos al ver como los voraces incendios California destruyen barrios enteros de la ciudad de Los Angeles. La sequía, los fuertes vientos y la falta de agua catalizan este fenómeno. Recientemente, en España se sucedieron una serie de DANAs que provocaron graves inundaciones que causaron grandes destrucciones y mas de 200 muertos. La sucesión de estos desastres naturales a lo largo ya lo ancho de nuestro planeta, cada vez mas frecuentes y destructivos, son la consecuencia del calentamiento global, pero no lo asumimos.


Pero el cambio no se detendrá aquí. Los modelos que utilizan las emisiones de carbono proyectadas estiman que “las temperaturas globales aumentarán entre 2,4 y 2,6 °C por encima de los valores preindustriales para 2.100”, sobre la base de los compromisos actuales que los países han hecho como parte del acuerdo de París. En la Cumbre de París, los líderes mundiales se comprometieron a prevenir “interferencias antropogénicas peligrosas en el sistema climático” cuando firmaron la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en 1.992. "Si se hubiera cumplido ese compromiso, y si se hubiera seguido adelante con las reducciones de emisiones, hoy dispondríamos de un siglo para detener las emisiones de gases de efecto invernadero y, aun así, limitar el calentamiento a 1,5 °C", según afirmaron los científicos.


Ahora el panorama es diferente tres décadas después. Los científicos afirman que el mundo tendría que reducir las emisiones de carbono en un 8% cada año entre ahora y 2.034 para mantener una probabilidad del 50% de permanecer por debajo de 1,5 °C de calentamiento. Sin esperanzas reales de lograr llevar a cabo una acción tan drástica para detener las emisiones, el consenso entre los investigadores es que solo hay una forma viable de salir de este lío. Es decir, superar la marca de 1,5 °C durante un tiempo y luego reducir las temperaturas en la segunda mitad del siglo extrayendo dióxido de carbono de la atmósfera.


La marca ya se ha superado en Enero de 2.025. A partir de ahora, ya se sabe lo que hay que hacer para permanecer por debajo del los 1,5 ºC de calentamiento. Los científicos y las empresas están buscando todo tipo de soluciones, a menudo controvertidas, para eliminar el carbono de la atmósfera. Es lo que se conoce como “establecer emisiones negativas”. Algunas se centran en actividades basadas en la naturaleza, como la plantación de bosques y la alteración sutil de la química del océano, para promover la absorción de carbono. Otros utilizan soluciones industriales, como la captura y enterramiento de emisiones de centrales eléctricas y acerías o la extracción de CO2 directamente de la atmósfera.


El problema es que ninguno de los métodos de eliminación de carbono ha demostrado ser suficiente y eficiente a una escala que se acerque a la escala climática, y los posibles efectos colaterales además suelen ser poco comprendidos. Incluso la plantación de bosques, por ejemplo, puede dañar la biodiversidad o inflar los precios de los alimentos por la reducción de las superficies cultivables, según señalan los expertos.


El camino que tenemos por delante es desalentador. La capacidad de generar una electricidad procedente de energías renovables y de otras fuentes de bajas emisiones, tendría que aumentar casi siete veces, hasta casi los 77 billones de teravatios/hora anuales para 2050, según la Agencia Internacional de la Energía. La generación de energía a partir del carbón, el gas y el petróleo deben de reducirse a casi cero para 2.040, a menos que esta reducción vaya acompañada de tecnologías que capturen y de algún modo secuestren el carbono de la atmósfera, algo que no se está haciendo actualmente.


Pero esa es la parte más fácil. Mucho más complejo y difícil  será limpiar sectores como la industria pesada, la aviación y el transporte de larga distancia (especialmente el marítimo), así como la agricultura y los sistemas alimentarios actuales, responsables de la emisión de una buena parte de los gases GEI. 


Además las naciones también deben reducir las emisiones de otros gases de efecto invernadero. Por ejemplo, el metano es de particular interés, ya que representa alrededor del 16% de las emisiones totales. Reducir las emisiones de este poderoso gas de efecto invernadero es una de las únicas formas en que las naciones pueden desacelerar el ritmo de calentamiento en las próximas décadas. Es más, los escenarios de modelización para 1,5 °C utilizados por el IPCC suponen que la humanidad hará exactamente eso. Esto también significa que las temperaturas podrían aumentar incluso más rápido de lo proyectado en las próximas décadas si el mundo no actúa sobre el metano.




Los países industrializados del norte global son responsables de la mayor parte de los gases de efecto invernadero que se han acumulado en la atmósfera. Estados Unidos y Europa, por ejemplo, han emitido el 37% del total histórico, pero las emisiones de los países occidentales más ricos vienen disminuyendo desde hace décadas, mientras que la proporción de otras naciones se ha disparado. China es ahora el mayor emisor de CO2 del mundo, y si añadimos que este año las emisiones de CO2 de la India superaron a las de la Unión Europea, pues nos daremos cuenta que lo que se gana por un lado, se pierde por el otro, creyendo que por esta vía progresamos. Craso error.


Hoy los países mas desarrollados están alcanzando avances en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, salvo China e India, que aun siguen aumentando estas, pero hoy China está considerada como el mayor impulsor de la revolución energética. BNEF (Bloomberg) estima que China añadirá más de 200 gigavatios (GW) de capacidad solar solo este año, en comparación con los 34 GW de Estados Unidos y los 48 GW de la Unión Europea. Las fábricas chinas también han ayudado mucho a reducir el precio de los paneles solares, y también de las baterías por su economía de escala y por el abaratamiento de sus costes de fabricación, lo que ha permitido que la industria se expanda mucho más allá de sus fronteras.


Pero la energía verde ha tardado en penetrar en los países de ingresos bajos y medios, donde las emisiones de los combustibles fósiles están aumentando rápidamente. Hoy los países emergentes son los que mas están aumentando las emisiones de gases de efecto invernadero. Ellos dicen que si hoy están sufriendo las consecuencias por las emisiones causadas por el desarrollo de los países del primer mundo, ahora ellos también tienen derecho a desarrollarse.


La relación entre nuestro estilo de vida y el calentamiento global: ¿Hacia donde vamos entonces?


Pues hacia un callejón sin salida. El deterioro climático lo está causando la humanidad, es indiscutible. Pero no queremos asumirlo, es indiscutible también. La relación entre el estilo de vida del ser humano y el calentamiento global es directa y significativa. Los hábitos y decisiones cotidianas de las personas, contribuyen al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), que son responsables del calentamiento global. 

 

La Ley de la Entropía: como la transformación energética tiene un coste ambiental

 

La Ley de la Entropía señala que toda transformación de la energía tiene un coste ambiental. La transformación de una cantidad de energía útil disponible (ordenada), implica poder obtener una parte de utilidad (trabajo), pero necesariamente otra parte de energía no disponible que se pierde (desordenada, disipada). La entropía es una medida de la energía no disponible.

 

La Tierra es un sistema termodinámico cerrado. Recibimos energía del Sol, pero prácticamente no intercambiamos materiales con el exterior. Desde hace mas o menos 4.543 millones de años, la Tierra es un almacén de recursos limitado, con materiales formados con átomos procedentes de una estrella y donde ha ido generando energía fósil a partir del Sol, que continuamente estamos consumiendo, desgastando y llenando de entropía.

 

Más entropía significa más desorden, más CO₂ y contaminación en la atmósfera, más residuos en basureros, más plásticos y acidez en océanos, más calentamiento global, más cambio climático, más lluvias torrenciales y sequías, más terrenos áridos, más incendios, más tornados, más migrantes climáticos, más enfermedades y pandemias.


Seguimos quemando combustibles derivados del petróleo porque necesitamos el coche para desplazarnos, el avión para viajar, los barcos para transportar las mercancías, etc. Quemamos gas natural o propano, porque necesitamos calentarnos y cocinar nuestros alimentos. Necesitamos los plásticos para proteger nuestros alimentos para que no se estropeen y generamos una basura que daña nuestro entorno, y así es nuestro estilo de vida actual al que no estamos dispuestos a renunciar. 


Yo no soy ajeno a este modo de vida. Pues asumamos de una vez que el futuro de nuestra especie va a ser la supervivencia en unas condiciones que van a ser duras, y esto ocurrirá pronto. La sequía y la sed, la hambruna por la falta de alimentos, el incremento de las muertes por golpes de calor causadas por las altas temperaturas y el aire contaminado, las inundaciones cada vez mas frecuentes y mas graves, los incendios cada vez mas voraces y destructivos..., este será el futuro de la humanidad. El informe especial sobre impactos del cambio climático del 2018 elaborado por el IPPC no deja lugar a la duda: apenas nos queda una década para actuar y evitar una catástrofe. Pasado este tiempo, ya no podremos hacer nada para evitarlo, si no cambiamos nuestro estilo de vida y así poder reducir las emisiones de GEI.

 

Dice Saturio Ramos, Catedrático de Física de la Universidad de Sevila que "frente a lo grande, global y rápido, es necesario desarrollar proyectos de baja entropía. En el consumo están calando conceptos como productos de cercanía, autoproducción, cooperativismo, economía solidaria, obsolescencia programada, etc. Ahora tenemos la ventaja de que las fuentes de energía (sol, viento y agua) están al alcance de la mano, así como una buena tecnología de cogeneración. La alternativa, entre otras actuaciones, debe pasar por la gestión pública municipal, comarcal y autonómica de la producción, distribución y control de la demanda energética. Con la colaboración de múltiples empresas públicas, mixtas o medianas y pequeñas privadas. La gestión de los residuos y del agua es responsabilidad de los municipios por imperativo legal, como un bien público. También debe serlo la energía que nos regala el Sol y que pertenece a los municipios. Si gestionan la basura (entropía), con más razón pueden gestionar las fuentes de energía útil y renovable".


A continuación, se explican algunos aspectos clave de esta relación:


1. Consumo de energía

  • El uso de electricidad generada por fuentes no renovables (carbón, gas natural y petróleo) es una de las mayores fuentes de emisiones de dióxido de carbono (CO₂) y debe de evitarse la producción y el consumo de este tipo de energía
  • El uso de electrodomésticos, aire acondicionado, calefacción y vehículos, la proliferación de los Data Center que consumen gran cantidad de electricidad, aumenta la demanda de energía. El buen uso de estos medios ayuda a reducir el consumo energético.

Ejemplo: Elegir energías renovables o mejorar la eficiencia en el consumo de energía reduce la huella de carbono.


2. Transporte

  • Los automóviles, aviones, barcos y otros vehículos que usan combustibles fósiles, emiten grandes cantidades de CO₂.
  • Optar por caminar, andar en bicicleta, usar transporte público o vehículos eléctricos, disminuye las emisiones.

Ejemplo: Compartir el vehículo privado reduce  las emisiones.

3. Alimentación

  • La producción masiva de carne por parte de las explotaciones ganaderas intensivas, especialmente de vacuno y porcino, contribuye significativamente a las emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero.
  • Sustituir las granjas intensivas por otras extensivas  contribuiría a la reducción de las emisiones.  
Ejemplo: Las dietas basadas en vegetales generan menos emisiones que las dietas ricas en productos animales.

4. Consumo y producción de bienes

  • La fabricación de productos (ropa, tecnología, plásticos) consume energía y recursos y contaminan el medio ambiente acabando en nuestros cuerpos a través de la cadena alimentaria.
  • Comprar productos sostenibles, reutilizar, y reciclar reduce las emisiones asociadas con la producción y el desecho.

5. Uso del agua

  • El tratamiento y transporte de agua requieren energía, y el desperdicio de agua contribuye indirectamente a más emisiones. El consumo excesivo también ayuda a reducir el recurso, así como la contaminación del agua y la explotación hasta el agotamiento de los acuíferos.
  • Utilizar solo el agua necesaria y evitar el uso de agentes contaminantes no degradables es imperativo.

6. Desechos

  • Los residuos mal gestionados, como los desechos orgánicos en vertederos, generan metano. El comportase de los residuos orgánicos es el mejor método para evitar las emisiones de este gas.
  • Reducir, reutilizar y reciclar ayuda a disminuir el volumen de los las basuras.


Cambios hacia un estilo de vida sostenible


Adoptar un estilo de vida sostenible puede mitigar los efectos del calentamiento global:

  • Usar energías renovables (paneles solares, energía eólica).
  • Reducir el consumo de carne.
  • Utilizar vehículos de transporte no emisores de gases GEI, de transporte colectivo, el  compartir  vehículos en viajes.
  • Ahorrar energía y agua en el hogar, etc.

En resumen, el estilo de vida humano tiene un impacto directo en el calentamiento global, y los cambios conscientes en los hábitos diarios pueden contribuir significativamente a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. 

 

Escucha, estimado lector: Tan solo tenemos que interiorizar  y comprender esta situación y comprometernos individualmente en cambiar nuestro estilo de vida para adaptarlo a la nueva situación. Solo por este camino podremos dejarle a las generaciones que nos siguen unas mejores condiciones de vida para ellos. Los cambios en las pequeñas cosas, si se convierten en costumbre, ayudarán a mejorar la situación del planeta. Solo hay que tomar conciencia, y ponerse a la tarea.


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